Ubicada dentro del barrio histórico, esta calle angosta, desnivelada y rodeada de construcciones antiguas de paredes de adobe, se llama “Calle de los Suspiros”. Sobre el origen del nombre hay versiones románticas, trágicas y físicas.
Hecha de adoquines de la época colonial esta calle es una arteria peatonal que todo pasajero debe visitar al recorrer Colonia del Sacramento. Hay, por lo menos, cuatro versiones sobre la vinculación entre los suspiros y la calle, antiguamente conocida como Ansina.
Suspiros de presidiarios:
Una versión señala que los condenados a muerte suspiraban al pasar por aquí. Los presidiarios eran fusilados a la vera del Rio de la Plata o depositados en esta emblemática calle para ahogarlos cuando subiera la marea.
Joven enamorada:
Esta es la historia más romántica. Según esta versión, una joven esperaba sobre la calle a su amado de noche hasta que de repente, un enmascarado le clavó una daga en el medio del pecho. Desde entonces, en cada luna llena, se escucha el suspiro de la infortunada señorita.
Lugar de prostíbulos:
Esta explicación es la más popular y convincente. Dado que los prostíbulos de la ciudad se alojaban aquí, los marineros y soldados piropeaban y suspiraban al transitar esta arteria donde vivían las meretrices.
Viento:
Una última versión, más vinculada a la física que a la historia, señala que los silbidos del viento parecen suspiros al escucharse en esta calle en pendiente.
Actualmente en las construcciones que dan a la “Calle de los Suspiros” hay talleres artísticos.
Por Ramiro Pablo Gómez